En Chile hay 29 termoeléctricas a carbón y producen el 91% de las emisiones totales de dióxido de carbono (CO2) que genera el parque eléctrico del país. Están instaladas en ocho comunas: Iquique, Tocopilla, Mejillones, Huasco, Curicó, Puchuncaví, Hualpén y Coronel.
Según el estudio «Matriz eléctrica y generación a carbón en Chile» de la organización Chile Sustentable, la generación de energía eléctrica en el país depende 40% de las 29 termoeléctricas a carbón que están instaladas en ocho comunas de Chile: Iquique, Tocopilla, Mejillones, Huasco, Curicó, Puchuncaví, Hualpén y Coronel.
Las 29 centrales tienen capacidad para producir 5.052 Mw (megawatt) y producen el 91% de las emisiones totales de dióxido de carbono (CO2) que genera el parque eléctrico del Sistema Interconectado Norte Grande (SING) y el Sistema Interconectado Central (SIC). Además, son las responsables del 88% de las emisiones totales de material particulado, 97% de las emisiones totales de dióxido de azufre (SO2) y 91% de las emisiones totales de óxido de nitrógeno (NOx).

Termoeléctrica Ventanas, AES-Gener. Fotografía Pablo Ovalle
¿Cómo funcionan las termoeléctricas a carbón?
Héctor Andrade, ingeniero civil bioquímico y académico de Ingeniería Civil Ambiental de la Universidad de Valparaíso, explica que las termoeléctricas utilizan la energía química que está almacenada en el carbón.
«Una termoeléctrica es una instalación industrial que funciona en base a la energía que está almacenada en la materia, como el carbón. Esa energía se libera en forma de calor y es usada para evaporar el agua. Al evaporarse se expande y mueve una turbina que está asociada a un generador eléctrico. Cuando se termina ese proceso el vapor se vuelve a condensar, se transforma en líquido y comienza el ciclo nuevamente», detalla.
El carbón es el combustible que se utiliza para evaporar el agua, que según Andrade, es sumamente limpia y costosa para que no deteriore las turbinas. «Para volver a condensarla es cuando usan agua de refrigeración que se extrae de ríos y el mar. En Quillota la sacan de napas subterráneas, en el proceso esa agua sube su temperatura y después de eso la desechan al río o al mar, como ocurre en Quintero», explica.
Según el académico, todo proceso de combustión produce CO2, como es el caso de las termoeléctricas a carbón.
Termoeléctricas y CO2
Sara Larraín, directora ejecutiva de Chile Sustentable, dice que el gobierno de Chile no ha realizado acciones concretas para cumplir con el Acuerdo de París y disminuir el CO2 con el que contaminan las termoeléctricas del país.
«La empresa Engie acaba de inaugurar una nueva central a carbón en Mejillones, un mes antes de que Piñera anunciara que Chile será «Carbono Neutral» el año 2050. Esta planta produce 375 Mw, es muy grande. Cerraron las centrales Tocopilla 12 y 13, pero entre ambas producían 160 Mw, mucho menos. Piñera anuncia cierres de termoeléctricas, pero ahora tenemos 250 Mw más que antes, es decir más dióxido de carbono», detalla Larraín.
Según el estudio de Chile Sustentable, el parque termoeléctrico a carbón constituye el 22% de la capacidad instalada para generar electricidad. De las 29 centrales a carbón que existen en el parque eléctrico del SIC Y SING, 15 son de propiedad de la empresa estadounidense AES-Gener, ocho de la francesa Engie, tres de la empresa italiana Enel, una es de Colbún, otra de Petropower y por último, una de la Compañía de Generación Industrial. Las últimas tres son de propiedad chilena.
«El sector de producción de energía produce el 78% de las emisiones de CO2 del país. Ellos son quienes deben hacer el esfuerzo por reducir estos contaminantes, los grandes deben hacer esfuerzos grandes», dice Larraín.
Según datos de Chile Sustentable, la central Tocopilla U12, propiedad de la empresa Engie es la que más contamina, produce 1.348 toneladas de CO2 por Gigawatt/hora (GWh). Le sigue Tocopilla U13 con 1.288 toneladas de CO2 por GWh y Tocopilla U14 que genera 1.189.
Las que menos contaminan producen 905 toneladas de CO2 por Gwh, son dos y están en Huasco -Guacolda 1 y 2- propiedad de AES-Gener.
Zonas de sacrificio: Producir y destruir
«El Estado debe defender el interés público, las zonas de sacrificio se llaman así porque hay chilenos que están viviendo en condiciones que no son aceptables», enfatiza Larraín.
Maritza Damann, una de las voceras de Mujeres en Zona de Sacrificio y habitante de Quintero, dice que viven en un constante padecimiento producto de las cuatro termoeléctricas a carbón que hay en el sector de Ventanas. «La central Ventanas 1 tiene 55 años y Ventanas 2 tiene 42, son de las más antiguas y muy contaminantes, porque no pasaron por evaluación ambiental ni tienen resolución de calificación ambiental», explica.
«La central Campiche que se inauguró hace más de seis años fue aprobada por el ministro del Interior de Michelle Bachelet, Edmundo Pérez Yoma, aún cuando la Corte Suprema le dio el favor a la comunidad para que no se cambiara el uso de suelo, y así, no fuera posible que construyeran la termoeléctrica», detalla Damann.
«El carbón es contaminante en todos sus procesos, desde que se extrae, por ejemplo, desde la Isla Riesco donde se autorizó su extracción a través de tronaduras. El acopio del carbón se realiza en terrenos al aire libre en Ventanas y solo es protegido por una malla rachel y cuando lo queman lo dejan en un cenizal que está en una parcela de Puchuncaví», relata.

Tercer día consecutivo de varamiento de carbón en Ventanas-Puchuncaví 04/10/19
«En Ventanas sufrimos varamiento de carbón por lo menos tres veces al mes, y cada vez dura entre tres a cinco días esta contaminación. Los pescadores del Sindicato de Ventanas deben limpiar la playa constantemente para poder trabajar», asegura Damann.
El día lunes 30 de septiembre, Quintero volvió a sufrir los efectos de la contaminación de estas centrales. «Hubo 14 niños diagnosticados con síntomas de intoxicación y tres de ellos quedaron ingresados en el Hospital de Quintero. No podemos seguir esperando, el año pasado hubo una seguidilla de intoxicaciones masivas y este año ha sido igual, y no hay sanciones ni responsables», explica.
Descarbonizar Chile
Este año se han presentado tres propuestas para descarbonizar el país.
«La primera fue desarrollada por el Coordinador Eléctrico Nacional (CEN) y presentada en septiembre de 2018 a la Mesa de Descarbonización convocada por el gobierno, en la cual establece un cronograma de cierre de todas las centrales a carbón entre el año 2021 y el 2038», detalla el informe «Plan de descarbonización y retiro de centrales termoeléctricas a carbón en Chile», de la organización Chile Sustentable.
«La segunda fue desarrollada por la Fundación Chile Sustentable y KAS Ingeniería, que establece un cronograma de cierre más acelerado de las 28 carboneras entre 2019 y 2030 que fue presentado públicamente en mayo de 2019; y la tercera propuesta, desarrollada por el Ministerio de Energía que establece un cronograma parcial de cierre de las ocho centrales a carbón más antiguas entre 2019 y 2024, dejando para futuros acuerdos (cada 5 años) y a cargo de futuros gobiernos el retiro de las restantes centrales a carbón al año 2040, detalla el informe».
La primera fase de descarbonización que anunció el gobierno es la única que tiene un cronograma de cierre de las ocho centrales más antiguas entre 2019 y 2024, cuya potencia total instalada es de 1.047 Mw.
De ellas, una central está localizada en la comuna de Iquique, cuatro Tocopilla, dos en Puchuncaví y una en Coronel, lo que representa el 19% del total de la capacidad instalada de centrales a carbón. Según Chile Sustentable, estas centrales son poco en cuanto a generación de energía.
Kas Ingeniería por petición de Chile Sustentable realizó un estudio técnico y económico para analizar la factibilidad de acelerar el proceso de descarbonización del país, proponiendo como límite el año 2030.
«En los últimos seis años la generación total anual en base a carbón ha estado en torno a 30 mil GWh, representando cerca del 40% del total de generación del país. En términos de potencia media de generación, esto significa un aporte de 3.600 Mw. Para este mismo periodo, las emisiones de CO2 resultantes de la generación en base a carbón han sido relativamente constantes, del orden de 30 millones de toneladas al año», señala el informe titulado «Estudio descarbonización de la matriz eléctrica al año 2030».
«El Estudio Prospectivo de Descarbonización del sector eléctrico, contempla entre 2019 y 2021 (tres años) el cierre de las siete termoeléctricas a carbón que han operado por más de 40 años; y el cierre del 50% del parque carbonero al 2024, es decir durante los próximos 5 años . El 50% restante se retira entre 2025 y 2030», detalla el informe.
El estudio realizó un análisis comparativo entre las distintas tecnologías y concluyó que todas las tecnologías limpias son económicamente más competitivas que la generación a base de carbón.
«El análisis indica que los 5.032 Mw del parque termoeléctrico a carbón , pueden ser reemplazados en su mayoría por tecnologías de generación renovables: solar fotovoltaica, eólica, solar fotovoltaica con acumulación (por ejemplo: baterías), solares térmicas de concentración y/o acumulación. De las cuales se deberían construir 6.940 Mw en nuevas obras, las que se valorizaron en 15.099 millones de dólares», puntualiza el informe.
«Los resultados evidencian que el cierre de centrales termoeléctricas a carbón significará un ahorro en la compra de combustibles del orden de 1.200 a 1.400 millones de dólares.Como referencia, durante abril de 2019 el costo promedio de la tonelada de carbón declarado al Coordinador Eléctrico Nacional, fue de 107,4 USD/Toneladas», detalla el estudio.
El estudio propone el reemplazo de generación eléctrica (5.032 Mw) que aporta el actual parque de centrales a carbón, por casi 7 mil Mw de distintas tecnologías renovables: 2.200 Mw fotovoltaicos, 1.152 Mw eólicos, 2.700 Mw de concentración y/o acumulación y 890 Mw de geotermia.
Mapeo nacional termoeléctricas: