Actualmente Chile tiene un cronograma de retiro voluntario programado de 18 centrales a carbón al año 2025 para lograr reducir las emisiones de CO2 en forma consistente con sus compromisos climáticos; y el pasado gobierno dio plazo hasta 2040 para el fin de la operación de las otras 10 termoeléctricas a carbón que aún no tienen fecha de cierre. No obstante, si el país estableciera el cierre o reconversión de estas 10 unidades al año 2030, pondría fin a las zonas de sacrificio y, avanzaría en los compromisos climáticos al reducir las emisiones del sector eléctrico de 30 a 10 millones de toneladas anuales de CO2; bajar de 35 mil a 7 mil toneladas anuales de NOx; además de reducir de 35 mil a 3 mil toneladas anuales de SO2 y de 1.600 a 300 toneladas anuales de material particulado.