Las masivas demandas y movilizaciones ciudadanas en Chile han evidenciado que la noción de Estado Social de Derechos no es una quimera, un simple enunciado o una declaración programática, sino que es un requisito esencial para el bienestar y la estabilidad democrática de cualquier sociedad que aspira a garantizar los derechos y necesidades de las generaciones presentes —sin comprometer los derechos de las generaciones futuras. Este enfoque es fundamental para superar el mero asistencialismo vigente en Chile.